Ayer me tropecé con este vídeo absolutamente conmovedor sobre la fantástica ilusión humana encarnada en un viejo hondureño discapacitado y su sueño de construir un helicóptero
Muchas veces vemos vídeos motivacionales de gente increíble que ha conseguido hazañas casi imposibles (mi amigo Kyle Maynard es un ejemplo de ello). Son ejemplos de éxito, muy a menudo en países ricos y desarrollados llenos de recursos.
Agustín es una especie de antihéroe con un sueño que va más allá de lo aparente. Su sueño hace 50 años fue el de construir un helicóptero, pero padecía una discapacidad debido a una poliomielitis que le afectó sus piernas y además vivía en un pueblo humilde de Honduras.
Muchas veces, son los otros, la mayoría, los que deciden lo que es posible y lo que no y quien tiene razón y quien no.
Este es el caso de un hombre con un sueño que ha ido construyendo durante 50 años y que a pesar de no disponer de materiales adecuados, sin posibilidades físicas o conocimientos técnicos ha construido un helicóptero, no como los otros lo tienen en su cabeza, sino como él lo tiene en la suya.
Pero en cierto modo, es la crónica de un fracaso ya que su helicóptero nunca volará. A pesar de esto, Agustín sigue ilusionado, sigue soñando y su éxito está en su empeño más que en su resultado.
Para mí es un ejemplo de que tenemos en nuestras manos la decisión de rendirnos y sucumbir a las circunstancias o simplemente hacer lo mejor con lo que tenemos. Por que el éxito, aunque pueda ser compartido, es un ejercicio íntimo que no depende de las circunstancias externas y definitivamente, tiene mucho más que ver con nuestra dignidad emocional.
Cada vez que nos dejamos arrastrar por la tristeza de las malas noticias o la indignación de casos públicos de derroche o corrupción, podríamos darnos cuenta que el universo real no es el de fuera sino el interior. Ese mundo mágico interior es incorruptible, nuestro, intransferible y el último bastión de nuestra dignidad como seres humanos.
Agustín es un ser digno, alguien que no vende su mundo interior por lo que los otros le imponen o ofrecen desde fuera. Quizás esté discapacitado físicamente, pero tiene una integridad que muchos quisieran, y eso le ha hecho ganar el respeto del pueblo a pesar de lo imposible de su gesta. No se lo ha ganado por su sueño, sino por su integridad.
Como Agustín dice, “todo es increíble” y yo añado “si así lo quieres ver”.