Un rompedor estudio presentado en la prestigiosa revista Frontiers in Behavioral Neuroscience, nos cuenta cómo parece que exista una relación entre nuestro rítmico cardíaco y nuestra sabiduría, de un modo que nunca hubiéramos imaginado.
Los científicos de la University of Waterloo y de la Australian Catholic University, han descubierto que no todas las variables para tomar decisiones acertadas tienen que ver con la cognición.
De hecho, hay evidencias sobre una relación entre la variabilidad en el ritmo cardíaco y otras funciones cognitivas que en PNL ya conocemos como:
- Ser consciente de los diferentes contextos.
- Poder tomar distancia de las situaciones.
- Tener en cuenta los puntos de vista de los demás.
- Y buscar el encaje de puntos de vista opuestos.
La PNL tiene múltiples herramientas para abordar estos puntos pero seguramente una de las más conocidas es la creada por Robert Dilts, inspirada en el trabajo de Richard Bandler y Virginia Satir, llamada las posiciones perceptuales.
En esta técnica, se invita a la persona a que vea el problema desde puntos de vista diferentes y que además, obtenga información y reflexione desde cada uno de ellos.
A su vez, esta técnica está basada en un concepto previo y ya desarrollado por Richard Bandler, llamado “V/K dissociation” donde se enseña a salir de la propia experiencia subjetiva y a tener una posición donde el individuo se vuelve un observador de su propia situación.
Pero lo más interesante del artículo es cómo ahora la fisiología del corazón entra en juego también.
La variabilidad cardíaca es la variación en el tiempo entre latidos del corazón y está relacionado con el control de órganos realizado por el sistema nervioso.
Curiosamente, las personas que en reposo tenían una mayor variabilidad del ritmo cardíaco, también eran capaces de razonar de un modo menos sesgado sobre problemas sociales, cuando lo hacían desde una posición en tercera persona (es decir, desde fuera).
Esto parecería ir en contra de las ideas más “yóguicas” del control del latido del corazón, y especialmente en la regularidad (o congruencia) de éste. No deja de ser interesante, que no sea la constancia sino la variabilidad la que parezca que nos permita acceder una mayor sabiduría.
Pero cuando el mismo experimento se realizaba de forma asociada (es decir, en primera persona), no se encontraba el mismo tipo de pensamiento “no sesgado” a pesar de que también hubiera variabilidad cardíaca.
Por lo tanto, podríamos decir que el sistema nervioso y por lo tanto el corazón, trabajando conjuntamente con nuestra cognición, nos permiten tomar decisiones más acertadas. Siempre que se hagan desde una tercera posición, claro.
De este modo, y una vez más, queda patente que no es suficiente con hacer (respiraciones, posturas, ejercicios) sino que es muy importante utilizar nuestro cerebro de modo que podamos ver las situaciones desde diferentes perspectivas. Es aquí donde la PNL nos ofrece un arsenal de técnicas.
Y no sólo con técnicas, sino que también se requieren herramientas necesarias para pensar de un modo crítico. Trabajo que en Talent Institut nos gusta mucho hacer, ya que creemos que el poder pensar diferente, nos puede hacer tomar decisiones más sabias.
Imagen por Kevin Dooley