Todos queremos resolver problemas pero no siempre sabemos cómo. La Programación Neurolingüística nos ofrece algunas herramientas para entender mejor cómo es que creamos mentalmente un problema y qué es lo que hacemos para que no podamos resolver con facilidad.

Lo primero de todo es entender qué es un “problema”. Partamos de la siguiente idea: un problema es la falta de una solución a una situación dada.

Por ejemplo, si yo quiero cambiar de trabajo pero creo que no tengo los estudios necesarios para tener opciones el mercado laboral, entonces tengo un problema. Otro: si yo quiero mantener una relación afectiva con alguien, pero pienso que no soy lo suficientemente interesante o atractivo, luego tengo un problema.

Esto nos lleva a un interesante punto: ¿Dónde está realmente el problema? ¿En la situación? ¿En lo que creo? o ¿En la falta de opciones para resolverla?

En PNL se utiliza como idea de que cuantas más opciones o alternativas tengamos ante una situación, más posibilidades habrá de que podamos resolverla. Es lo que se le llama flexibilidad.

Si sólo sabes un modo de cocinar paella y se te acaba el tomate, entonces tienes un “problema”. Si sabes cómo cocinar sin ese ingrediente, luego “eres flexible”. El problema viene cuando estamos absolutamente convencidos de lo que creemos, y acabamos confundiendo la realidad (lo que en Programación Neurolingüística se llama “el territorio”, en honor a Alfred Korzibsky), con nuestra interpretación de ella, (lo que en PNL se llama el “mapa”). Para profundizar más en este concepto fundamental de la PNL, puedes ver nuestro video El Mapa no es el Territorio.

Si yo creo que es cien por ciento cierto que no hay espacio en el mercado laboral para alguien como yo, no voy ni a intentarlo. Pero si en cambio soy capaz de cuestionar mi propio “mapa”, entonces tengo más posibilidades de atender a otras ideas como, por ejemplo, que quizás necesite más preparación.

Pero poner en duda nuestras propias ideas no es una tarea fácil por múltiples razones como, por ejemplo:

  • Mantener la congruencia con decisiones pasadas
  • Mantener el estado emocional actual
  • Estar identificado con las propias creencias
  • Que existe un objetivo detrás de ese modo de pensar

Por eso en la PNL que hacemos en Talent Institut tenemos varios enfoques a la hora de aproximarnos a un cambio de creencias y no consideramos que exista uno mejor que otro. El pensamiento crítico es una de las herramientas más poderosas que existe para poder enriquecer el mapa y encontrar nuevas opciones y se basa en el cuestionamiento sistemático de nuestras ideas.

De este modo, ser capaz de entender aquello que damos por sentado, de donde extraemos la información y saber cuestionar dichas fuentes, es juntamente con el cuestionamiento de la lógica y la adquisición de más información, los puntos básicos para “abrirse de miras”.

Sólo entonces, podemos buscar nuevas posibilidades e ideas que nos hagan ser más flexibles. Para ello, las nuevas ideas deberán participar en el mantenimiento de aquello positivo que se encontraba en la situación “problema” pero con nuevos modos de trabajar con ella.

Los problemas sólo son percepciones de una situación sin suficiente flexibilidad y la PNL nos permite resolverlos y lo más importante, aprender de ello.

En nuestros cursos de PNL ponemos mucha atención a aprender a ampliar “mapas” siempre desde el rigor y la seriedad que la herramienta requiere.