Este es el segundo de una serie de dos capítulos  que tratan sobre algunos de los principios básicos de la PNL o Programación Neurolingüística.

Nuestra conducta se basa en multitud de procesos inconscientes y automatizados que regulan nuestro día a día, y del que pocas veces somos conscientes. Estos procesos nos hacen estar tristes, contentos, decepcionados, enfadados, desesperados o felices. Pero normalmente, no somos conscientes que hacemos para sentir así, por lo que pareciera que cada emoción es una especie de enfermedad que aparece espontáneamente y que remite espontáneamente dentro de nuestro cuerpo.

Desde el enfoque de la PNL, casi cualquier emoción tiene detrás un proceso mental que se puede modificar y por lo tanto, liberarnos de la esclavitud que puede suponer el no poder controlar como nos sentimos. No se trata, de no sentir emociones, o de volvernos robots, sino todo lo contrario: se trata que una vez tengamos claro que es lo que queremos conseguir, podamos tener las mejores herramientas para conseguirlos.

Demasiadas veces, nuestras emociones nos traicionan y nos enfadamos, nos preocupamos en momentos que sería mejor conservar la calma. Delante de un cliente, de nuestro jefe o en un examen, “los nervios” nos puedan traicionar. A veces es falta de concentración, falta de fluidez mental, otras veces es desmotivación o apatía, en todos los casos es un juego mental en la que nosotros parece que no participemos.

Con la PNL se ofrecen herramientas claras y precisas para mejorar el control sobre nuestras emociones, comunicación, habilidades y en definitiva, sobre nuestra vida. Tanto para profesionales como simplemente para nuestra vida diaria, la posibilidad de poder entender que pasa en nuestra mente y poder sacar los mejores recursos de ella, es una idea que fascina y motiva a muchas personas a aprender más sobre la PNL.

En el fondo es un proceso de aprendizaje sobre como los seres humanos funcionamos y al mismo tiempo, un apasionante viaje de descubrimiento que nos lleva a la libertad emocional. Una oportunidad de conocernos mejor, de crecer como seres humanos y superarnos a nivel individual.

La PNL busca que seamos la mejor versión de nosotros mismos, de descubramos las inmensas posibilidades que se esconden dentro de cada uno de nosotros.

Ahora bien, también cabe aclarar que la PNL no puede curarlo todo, porque no es una terapia. Que la PNL no es mágica, ni pretende serlo. Que la PNL no tiene que ver con espiritualidad ni magia. Que no pretende reclamar ningún descubrimiento científico.

La PNL es una tecnología (es decir, una aplicación de la ciencia) por lo tanto, durante los últimos 40 años ha bebido de los avances y descubrimientos en el campo de la psicología, para desarrollar modelos que nos permitan ser mejores como seres humanos.

La PNL tampoco es un conjunto de técnicas. Ese es otro malentendido que hace que muchas personas hablen mal de ella. No se trata de aplicar técnicas mágicas que ofrecen resultados milagrosos, aunque a veces, esa aplicación de ciertas técnicas si ofrece resultados espectaculares. La PNL es un conjunto de modelos que nos permiten describir mejor la conducta humana, para poderla cambiar. Para ese cambio, se han creado productos o técnicas que ayudan a ese cambio, pero ese cambio no tendría sentido si primero no supiéramos que se tiene que cambiar.

Precisamente, es aquí donde aparece la confusión. La PNL no trata sólo de cambiar, sino de explorar y descubrir el funcionamiento de nuestra mente. En España (como todo el mundo) hay demasiadas personas que han adoptado la parte cómoda de la PNL (enseñar las técnicas de cambio) y han vendido que eso era PNL, generando confusión y grandes críticas, ya que la parte compleja (enseñar a descubrir cómo funcionan las personas) requiere de mucha preparación para entenderla y todavía más para poderla enseñar.

Para aprender a extraer lo mejor de lo que puede aportar la PNL, es necesario aprender las herramientas que permiten ese descubrimiento, y sólo una vez entendida esta parte, se pueden utilizar todos los productos diseñados durante muchos años  por diferentes expertos en PNL, para generar este cambio.

En estos días de confusión y miedo, es donde más necesitamos ser dueños de nuestras mentes y nuestros corazones, para poder sacar lo mejor de nosotros mismos y de los demás. Sólo así, podremos sobrevivir con garantías a estos tiempos de incertidumbre y al mismo tiempo, conseguir nuestros sueños. La PNL nos da algunas de las herramientas que necesitamos para ello.