¿Por qué llegamos tarde? Es una buena pregunta con muchas respuestas.

Si este fuera un blog de psicología o neurociencia estaríamos hablando de qué patrones de comportamiento o de lo que pasa en nuestro cerebro, siempre de un modo generalista.

Pero este es un blog sobre PNL. Esto quiere decir que estamos en el negocio de lo que hacen las personas de forma única y no lo que hacen como conjunto.

De todos modos, pondré casos, porque, aunque cada persona lo haga de un modo diferente, algunas veces sí podemos encontrar ideas en lo que los demás hacen.

CASO 1: “No me puedo despegar de la cama” Juan, abre un ojo al oír el despertador sonar entre medio de sus sueños. Mira la hora y compara cómo se siente en la cama con cómo se sentiría levantándose ahora. Decide esperar a la segunda de siete alarmas que tiene preparadas. Sigue así, hasta que la imagen que se crea en su cabeza le indica que llega tarde al trabajo. En ese momento, la sensación de levantarse es menos mala que la de llegar tarde y sale disparado. Pero ya no llegará a la hora.

CASO 2: “No si, yo lo tenía todo controlado…” María le gusta aprovechar el tiempo. De hecho, en su cabeza está constantemente calculando cuanto tiempo le queda para todavía hacer algo. En ese cálculo, el trayecto hasta el lugar donde tiene que ir es perfecto: Sale de casa, no hay tráfico, es fácil aparcar y por lo tanto, llega en 5min 37 segundos. Pero claro, cuando alguien se le ocurre aparcar donde ella había pensado que podría, acaba llegando tarde.

CASO 3: “No hay prisa, ellos se esperan” En este caso, Pepe se crea en su mente, un escenario donde las personas que le esperan están contentas y relajadas esperando que él se digne a aparecer. Ese escenario le genera una sensación positiva y por lo tanto, sigue peinándose concienzudamente o probando diferentes camisas. Para él, su aspecto es muchísimo más importante que 3 personas esperándole porque se lo están pasando en grande conversando en medio de la calle en pleno invierno.

Y así podríamos seguir. Casos hay muchos. Casi tantos como personas. Esto es lo que hace a la PNL tan interesante porque en vez de ir metiendo a las personas en cajas y clasificarlas y etiquetarlas, se las trata de manera única y se convierten en objeto de estudio como un animal exótico descubierto en medio de una selva tropical.

Para mí, la PNL nos permite analizar en detalle y por lo tanto, ofrecer soluciones a medida a las personas en vez de tratamientos generalistas.

Aunque las “7 claves para….” Está muy bien, también es cierto que cuando te detienes delante de alguien a observarlo con detenimiento, descubres un mundo interior increíblemente complejo y que vale la pena descubrirlo y trabajar con ello.

Así, la PNL es el estudio de la experiencia subjetiva y lo que se puede extraer de ello. Sólo aprendiendo más sobre nosotros, podremos iniciar el camino del cambio y la mejora personal.

Y quien sabe, quizás hasta Pepe, Juan o María, acaben llegando a tiempo.