¿Sabes cómo se puede convertir a un país entero en una sociedad mediocre? En este artículo encontrarás algunas de las claves que definen Mediocristán:

1. Construir un sistema educativo que destruya el talento natural.

En las escuelas de Mediocristán a los niños se les enseña a todos exactamente igual independientemente de sus talentos naturales esperando que sean buenos en todo, y se les inculca que la inteligencia está relacionada con obtener buenas notas en todo y si no las obtienen, esos resultados serán un reflejo de cómo les va a ir en la vida, ya que en Mediocristán se cree firmemente que la escuela es una reflejo exacto de cómo es la vida real. Es decir, hay niños con buenas notas que triunfarán y el resto que sólo van a poder “pasar por la vida” y “hacer lo que puedan”.

2. Fomentar la “errorfobia”

Ya desde el nacimiento, a los ciudadanos de Mediocristán se les enseña que el error es malo, que fallar tiene que ver con las personas y que por lo tanto, si lo haces eres un fracasado. Los listos son los que no arriesgan y que por lo tanto, aunque no consiguen mucho, tampoco quedan en evidencia delante de los demás. Arriesgar es para los estúpidos que se juegan perderlo todo y quedar cómo perdedores delante la sociedad.

3. Inculcar la teoría del esfuerzo mínimo.

Los de Mediocristán están orgullosos de no poner muchos recursos ni esfuerzos en nada de lo que hacen como medida preventiva por si a caso no consiguen lo que quieren, de este modo siempre podrán argumentar delante de los demás, que fallaron porque no se esforzaron y no porque no sean inteligentes o hábiles. Además, ¿Qué sentido tiene trabajar mucho? A esta vida se ha llegado para pasársela en el bar, ¿no?

4. Alimentar la crítica a la cultura del trabajo bien hecho.

Trabajar mucho y bien es una estupidez, una pérdida de tiempo. No tiene sentido buscar un 10 si con un 5 ya se pasa. ¿Para qué trabajar mucho si podemos estar pasándonoslo bien?  Las universidades están repletas de orgullosos estudiantes jugando al mus en el bar como símbolo de ser un “espabilao” a diferencia de un “matao”. Los “mataos” son aquellos que por ejemplo, se esfuerzan trabajando independientemente de si les gusta su jefe o no, de si hay crisis o no, o de si ganan mucho dinero o no, de hecho no critican ni se quejan sino que se enfocan en trabajar para sentirse orgullosos de su trabajo. Vaya: “unos mataos”.

5. Institucionalizar la mediocridad.

En este país imaginario, en cualquier cargo público hay muestras de mediocridad: Políticos puestos a dedo, currículums falsificados, falta de experiencia o de conocimientos sobre el tema, demostraciones públicas y orgullosas de ignorancia, prepotencia, arrogancia sin fundamento, inflexibilidad, falta de modales o educación, mínima sensibilidad hacía la diferencia o hacía las minorías, entre otras. La dimisión o el abandono de un cargo no es una opción ya que es para los débiles, para los fracasados o los tontos. Los listos son los que hasta se jactan de lo hecho o lo niegan por completo a pesar de cualquier tipo de evidencia avergonzante en su contra.

6. Enaltecer la cultura del pelotazo.

En Mediocristán se veneran los héroes de la acumulación de dinero o de la atribución gratuita de fama simplemente por haber tenido suerte, haber estado casado con alguien rico o famoso, o por haber especulado gravemente en contra del interés público. También se permiten, se toleran y hasta se alientan actitudes de ostentación de la riqueza, especialmente a través de programas de televisión que cuentan lo fácil que es saltarse las reglas y ganar dinero y lo sencillo que es librarse de cualquier castigo por ello. Al mismo tiempo, los intelectuales y pensadores son ridiculizados y considerados inadaptados

7. Implantar el victimismo y destruir la autoestima.

Mediocristán es un país donde se busca la eliminación de la autoestima a través de generar situaciones catastróficas donde se convence a la población que la culpa ha sido suya pero que la solución no está en sus manos. El objetivo principal es llevar a las personas a una situación de culpa, despojarles de cualquier esperanza y crear frustración e impotencia para que pierdan la autoestima y la confianza en sus posibilidades.

Por suerte, Mediocristán no existe. ¿Verdad?