Hace unos instantes, en esta agradable noche de junio en la que escribo, estaba en mi terraza disfrutando de una cerveza fresquita y he empezado a recordar como ayer estaba charlando con un alumno que me decía que él no veía imágenes (representaciones visuales internas). Hay muchas personas que cuando entran en el mundo de la PNL tienen dificultades para tomar consciencia de como son esas imágenes mentales. En general es porque todavía no han desarrollado suficiente capacidad de prestar atención a cómo se están representando esas imágenes. Todos lo hacemos, todos tenemos memoria visual que nos permite recordar caras, objetos y lugares. Todos tenemos también la capacidad de crear escenarios que todavía no han ocurrido y que es altamente probable que no vayan a ocurrir, por lo menos tal y como nos lo estamos representando.

Algunas personas creen que no ven imágenes mentales porque tienen la expectativa de ver imágenes con la misma claridad y nitidez que ven el mundo externo. En la gran mayoría de personas esto no ocurre – y cuando eso ocurre, le llamamos alucinación –. Afortunadamente nuestra mente utiliza unas características distintas – llamadas en PNL submodalidades – que nos permiten distinguir lo que está dentro de nuestra de lo que está ocurriendo fuera.

La manera en la que sabes qué coche tienes o el color de las paredes de tu casa es gracias a esta capacidad de generar imágenes mentales. Cuando no estás en un estado de atención hacia fuera – llamado en PNL estado de Uptime – en general estás creando imágenes internas. Estas imágenes, de las cuales tal vez no seas consciente, no sólo te impiden estar totalmente en contacto con el exterior, sino que además modifican tu estado de ánimo en función de lo que te estés representando y cómo te lo estés representando. Esto hace que puedas echar de menos a alguien que no estás viendo en ese momento o que te puedas poner nervioso por una charla o examen que todavía no ha llegado. Por lo tanto, estos procesos mentales acaban condicionando como vives tu presente.

La habilidad de dirigir tu atención hacia dentro o hacia fuera marca una diferencia importante a la hora de vivir tu día a día. Puedes estar en un bosque o en una playa y colocar algo entre tu y la realidad externa. Eso hace que respondas menos a esa realidad externa. A veces puede ser útil, otras veces no lo es. Todo depende del contexto y de tu objetivo. Cuando además de colocar una imagen entre tu y la realidad te metes dentro de esa imagen que estás creando, directamente te puedes evadir por completo de la realidad. Esto es lo que llamamos en Hipnosis un trance, una transición entre distintos estados de consciencia. El estado de consciencia de atención hacia fuera es distinto del de atención hacia dentro. Saber manejar los distintos estados de consciencia te permite poder estar en el aquí y el ahora para disfrutar el presente, y a su vez poder retirarte a tu mundo interior para relajarte o tomar decisiones.

Es por eso que tanto en los cursos de PNL como en el curso de Hipnosis Ericksoniana ponemos tanto énfasis en el manejo de los estados de consciencia. Poder darte cuenta del estado de consciencia en el que estás – y de si éste se adecúa al contexto y al objetivo que tienes – es el primer paso para poder cambiarlo.

Mientras estaba recordando cómo ayudé a ese alumno a reconocer sus imágenes internas, me he dado cuenta de que de repente el sabor de la cerveza había perdido intensidad, los olores de los árboles que hay junto a mi terraza se habían esfumado, había dejado de percibir la agradable temperatura de esta noche de Junio y el sonido de las aves nocturnas se había apagado. Me he enfocado en mirar las farolas de luz cálida mientras veía los árboles, la luna y las estrellas alrededor. Todos los olores, sonidos y sensaciones han regresado. Y el sabor de la cerveza, por supuesto.