Existe una falsa creencia sobre el estrés que engaña a los profesionales: los niveles de estrés se pueden controlar para poder mantener un rendimiento altamente productivo. Esto es un mito. Veamos.

Usualmente llamamos eutrés a la cantidad de estrés (generalmente una activación fisiológica) que ayuda a desempeñarse mejor y distrés a la cantidad de estrés que nos afecta de una manera subóptima y que generalmente se mantiene durante un largo período de tiempo .

Esta creencia impulsa a las personas a trabajar pensando que lo están haciendo con una cantidad “beneficiosa” de activación (estrés) y asumiendo que pueden seguir trabajando de esa manera durante mucho tiempo.

La realidad es que no existe una cantidad sostenida de estrés que pueda considerarse beneficiosa para nuestro cuerpo.

Cualquier cantidad de estrés requiere el uso de una cantidad significativa de recursos que crea lo que se llama una carga alostática. La manera simple de verlo es comparándolo con un entrenamiento de fuerza.

Si entrenas con pesas muy ligeras, seguramente no obtendrás ningún beneficio. Si trabajas con un peso excesivo, es probable que te lesiones. Pero incluso entrenar con el peso adecuado también requiere tipos de descanso diferentes: unos a corto plazo (descansando entre series) y otros a largo plazo (descansando un par de días antes del próximo entrenamiento).

Si no te recuperas adecuadamente a corto y largo plazo, tu carga alostática aumentará y tu rendimiento comenzará a disminuir.

En mi experiencia profesional, me he encontrado con muchos profesionales que descansan los fines de semana o toman vacaciones, pero no son conscientes de la importancia del descanso a corto plazo para aumentar la productividad.

No es fácil dejar de trabajar en un entorno exigente y con un cerebro impulsado por dopamina que busca la recompensa que proporciona este neurotransmisor una vez que logra su objetivo. Pero detenerse y recuperarse por cortos períodos de tiempo, parecería que va en contra de tus objetivos, pero en realidad es una necesidad fisiológica que a la larga, mejora tu rendimiento del mismo modo que sucede con el entrenamiento físico.

Cuando entrenamos intensamente y descansamos adecuadamente, desarrollamos más fuerza, masa muscular, etc. El mismo proceso ocurre con el resto de nuestro cuerpo. Lo llamamos resiliencia.

Por lo tanto, planifica descansos breves en tus horas de trabajo y usa algunas técnicas de relajación que te ayuden a disminuir la carga alostática. No solo los 20 minutos de meditación de las mañanas, sino una rutina constante a lo largo del día. No toma más de 5 minutos cada vez.

En otra publicación escribiré con más profundidad sobre cómo desarrollar esta capacidad de recuperación, pero el primer paso debería ser cambiar la mentalidad sobre cómo trabajamos: en cualquier actividad, el descanso es un factor clave.