¿Es posible revertir el paso del tiempo? ¿Puede tener la mente poder sobre el cuerpo?  Las evidencias apuntan a que la mente puede jugar un importante papel en cómo envejece tu cuerpo.

En los años 80, una psicóloga de la Universidad de Harvard, Ellen Larger, realizó un experimento revolucionario: Llevó a 8 personas que superaban los 70 años a un monasterio de New Hampshire preparado para parecer que habían viajado hasta 1959.

No habían espejos, sólo fotos de ellos mucho más jóvenes. En la radio sonaban canciones de 1959 y el televisor en blanco y negro, mostraba programas de la época.

Todos ellos sufrían de cierto grado de incapacidad, principalmente por problemas artríticos. Ayudados por bastones o hasta sillas de ruedas, entraron en una especie de viaje en el tiempo.

Se les pidió que actuaran como si estuvieran en esa época, y por eso, no se les ayudó a cargar con sus pertenencias. Además, se les dijo que si seguían este experimento, tenían posibilidades de ganar más calidad de vida.

Después de su tiempo de estancia ahí, mostraron claras mejoras en sus capacidades motoras, su capacidad mental mejoró y hasta su agudeza visual cambió. Andaban y se sentaban diferentes, y un grupo de jueces independientes, afirmó que parecían más jóvenes.

El mismo experimento se repitió en 2010 a petición de la BBC en una especie de reality show con celebrities. Esta vez se les llevó a 1975 y una vez más, los resultados fueron espectaculares.

Y es que la PNL pero también personajes tan reconocidos como el psicólogo y premio Nobel de Economía, Daniel Kahneman, nos cuenta que lo que sentimos, depende en gran parte de aquello que nos contamos. De este modo, cuando hablamos de la felicidad, es un recuerdo basado en los últimos 3 segundos de sensaciones, y el relato sobre cómo ha sido nuestra vida.

Desde que nacemos, nuestro entorno influye en la percepción de cómo está siendo nuestra vida y especialmente, de cómo va a ser.

En este sentido, la influencia del mundo externo puede modelar tu percepción tanto interpretando lo que te pasa, como sesgando tu visión de lo que te va a pasar.

El ejemplo más claro lo vive mi esposa que se dedica a trabajar con mujeres embarazadas. Ella es especialista en la preparación mental y emocional para el parto. Muchas mujeres están aterrorizadas por el proceso del parto debido a  todas las influencias que reciben.

Sólo el miedo que sienten, les provoca tanta tensión que el parto no es la experiencia que debería ser, con lo que se convierte en una historia más que refuerza dicha leyenda.

A medida que vamos avanzando por la vida, nos van contando cómo la tenemos que interpretar. De este modo, cuando tienes dolores o estás cansado de joven, eso es porque estás creciendo, las hormonas o simplemente porque te has sobrepasado en tu esfuerzo.

Pero cuando tienes 40 años o más, esos dolores y cansancio son achacados a la edad. Además, el hecho que estás envejeciendo, es comprobado con las arrugas, pelo blanco, calvicie, la barriguita o la celulitis que desarrollas. Son evidencias.

Nos creemos que envejecemos (y ciertamente es así), el caso es que también nos creemos que envejecer quiere conlleva necesariamente dejar de hacer ciertas cosas y sentirse o no de cierto modo.

De este modo, se penaliza socialmente aquella persona de mediana edad que viste ropas juveniles o que le gusta disfrutar de entretenimientos más para jóvenes. El abuelo con tejanos y deportivas, es mirado como alguien que no quiere aceptar la realidad.

Que nuestras mitocondrias empiezan a perder el poder de sacar energía eficientemente de los alimentos, parece ser un hecho bastante incontestable, pero eso no quita que con nuestro modo de pensar, empeoremos la situación.

Y es que el saber popular nos advierte que hay viejos jóvenes y jóvenes viejos.

Hoy en día podemos medir los diferentes niveles de químicos de nuestro cuerpo y entender el poder de los pensamientos y las emociones, en nuestra fisiología. Y por eso sabemos, que con una dieta adecuada, con ejercicio moderado, buenas relaciones afectivas y una actitud positiva hacia la vida, esta química cambia.

Por eso, con la PNL te propongo que en vez de pensar en aquello que estás perdiendo por tener más años, quizás puedas dedicar más tiempo en pensar cómo te sentías hace 20 años, aumentar las sensaciones asociadas y empezar a contarte un relato diferente sobre cómo es tu vida ahora, y de lo que puedes llegar a hacer