¿Te has preguntado alguna vez por qué los anuncios de dentífricos te muestran cepillos con enormes cantidades de pasta encima?
Yo no sé tú pero yo cuando era más jovencito bañaba los cepillos con pasta y luego me frotaba la boca con ganas haciendo brotar mucha espuma de ella tal y como veía en los anuncios de la tele.
Estoy seguro que como yo, muchísimas otras personas hacían lo mismo cada día. No es por casualidad que los anunciantes de muchos productos se dediquen a enseñarnos por la televisión como vivir.
Hasta que empecé a subir montañas en los Pirineos no me di cuenta de lo que estaba haciendo ya que se había vuelto una costumbre tan inconsciente que no le ponía ninguna atención. De hecho, una parte del aprendizaje empieza cuando empiezas a poner atención que te das cuenta de que algo puede ser diferente.
Cuando tienes que andar durante muchas horas y cargar todo lo que necesitas contigo, cada gramo cuenta y es cuando empiezas a revisar y a repensar lo que estás cargando. En esa obsesión para reducir peso, compré tubitos de pasta de dientes de viaje que tenía que hacer durar y por este motivo, empecé a utilizar una cantidad extremadamente reducida de pasta.
La sorpresa fue que conseguía el mismo efecto que con una gran cantidad y en ese momento pensé: Xavi, ¿Qué has estado haciendo todo este tiempo? Me di cuenta de que sucumbes muy fácilmente al influjo de la televisión, especialmente cuando has estado sometido a ella desde muy pequeñito.
Aunque sólo sea una anécdota, y que si le preguntas a una de estas grandes marcas te dirán que lo anuncian así porque es más bonito a la vista, la realidad es que durante todos esos años había gastado probablemente un 90% más de pasta de la que necesitaba.
Porque, por si te lo estás preguntando, el uso que tiene el dentífrico es básicamente:
- Abrasivo. Ayuda al trabajo que realiza el cepillo.
- Proveedor de flúor.
- Proveedor de otros minerales.
Por lo tanto, seguramente no hay estudios científicos que demuestren que necesitamos tanto como nos hacen creer (no explícitamente sino visualmente) y nunca has oído a nadie decirte la cantidad que necesitas para un correcto lavado.
Fíjate que aunque no existan instrucciones literales, nuestra mente reacciona inconscientemente y adopta los patrones que observa en el anuncio. Ahora la pregunta es:
¿Cuántos anuncios existen que sin ser ahora consciente hace que lleves a cabo conductas sin darte cuenta? No digo que sean malos o que no los sigas, sino que tomes consciencia para que así tomes la decisión que más te convenga.