El pensamiento mágico parece ser aquel modo de pensar donde se invoca a un poder superior al ser humano capaz de resolver cualquier tipo de situación de una manera rápida y eficaz. Dicho de otra manera, es aquel tipo de pensamiento que cuando éramos niños utilizábamos cuando deseábamos que una travesura se solucionara inmediatamente.

Parece ser que ese tipo de pensamiento está profundamente arraigado en muchos de nosotros aunque no todos admitamos que lo utilizamos por igual.

En este mundo donde la incertidumbre juega un papel tan importante y donde a veces, tenemos la sensación que nada tiene sentido, que pensar que hay un orden superior, una estructura organizativa que nos trasciende y que le da sentido a todo lo que pasa es muy reconfortante.

Desde los cómics y sus súper héroes, pasando por el misticismo, las supersticiones o el esoterismo y terminando con las religiones, este tipo de pensamiento nos ha acompañado seguramente desde hace miles de años.

Para mí personalmente, es sólo otro modelo del mundo. Una explicación de la realidad diferente a la que pueda dar la razón, y dentro de una visión global y extensa del pensamiento, igual de válida.

En el mundo del desarrollo personal y en concreto de la PNL, este tipo de pensamiento también está presente representado por aquellas personas que buscan una solución fácil, rápida y duradera a sus problemas, y está también representado por los que ofrecen dichas soluciones.

Es fácil caer la tentación de promesas de curas rápidas, casi mágicas que te permiten alcanzar la felicidad, la realización personal o cualquier otro objetivo que se tenga en mente, especialmente cuando hay un público dispuesto a creerlo, pero luego, quién lo ofrezca, debería ser lo suficientemente honesto para demostrar que sí funcionan en casos claros y tangibles de ello y si puede ser, en su propia persona.

Aunque lo respeto, mi mente no está configurada para actuar desde el pensamiento mágico, sino que me gusta pensar que entendiendo como nuestro cerebro funciona, utilizando herramientas de cambio de la PNL (Programación Neurolingüística), teniendo un plan y trabajando duro, se pueden conseguir muchas cosas, pero no creo en curas milagrosas ni en píldoras mágicas como vía directa para conseguir aquello que queremos.

Al menos, esa no es la PNL que yo enseño. En la que yo enseño hay procesos, condiciones, toma de consciencia, cambios y resultados diferentes, es decir aprendizaje. Y especialmente, el respeto al alumno para que no tenga que hacer pruebas de fe sobre técnicas misteriosas que no entiende pero que aparentemente al formador le funcionan sino que descubra el mecanismo y las razones que hacen de una técnica poderosa.