Vivimos en un mundo realmente interesante. Lo mejor del caso es que prácticamente no sabemos cuál es. De hecho, vivimos en una percepción del mundo que nosotros hemos construido y que en general, dista mucho de la realidad.
Al fin y al cabo, ¿qué sabes tú sobre aquello que va más allá de tu experiencia diaria?
Desde que leí a Paul Watzlawick y su ¿Es real la realidad?, esta pregunta ha estado en mi mente y ha condicionado mucho mis formaciones en PNL, lenguaje y cambio y comunicación en general.
Vamos a realizar un pequeño recorrido por aquello que crees que sabes.
En la escuela nos hablan del mundo como si todo lo que se dice ahí fuera cierto. Por ejemplo, escoge un escritor español cualquiera. Te cuentan su vida, su obra, sus últimos días. Te hablan de su carácter y temperamento para poder entender su obra. ¿Pero quién estuvo con él para poderlo verificar? ¿Tu profesor de literatura española? Luego, ¿En quién se basan los libros de texto para hablar de estos autores? ¿En otras referencias? Bien, piénsalo así: ¿Sabes tu amigo Juan? Sí, con el que compartes amigos comunes. ¿Tienen todos tus amigos la misma opinión sobre él? ¿Qué opinión de él tendrán aquellos a los que no cae tan bien? ¿Y cuál tendrán sus jefes o sus empleados? Si eso pasa con tu amigo Juan, imagínate lo que podría pasar con alguien que lleva más de 200 años muerto.
En la escuela te hablaban de historia, pero es la historia de una parte. Fíjate en los periódicos cuando hablan de la actualidad. Sólo falta ojear dos periódicos lo suficientemente alejados ideológicamente para darse cuenta que quizás existan dos realidades paralelas, ¿verdad? Lo mismo pasa con la televisión o la radio y hasta con internet. ¿Te han contado alguna vez la derrota de la Armada Invencible en la escuela? Pues bien, los ingleses tienen una visión particular del porqué ganaron esa batalla contra la Armada Invencible. De hecho, aparentemente nunca la ganó nadie.
El 17 de Enero de 1991 empezó la Guerra del Golfo después de la aprobación de diferentes resoluciones por parte de las Naciones Unidas pero lo más interesante son algunas de las falsedades que rodearon la intervención.
La primera, es el testimonio de una enfermera kuwaití hablando de los asesinatos de bebes por parte de los soldados iraquíes que consiguió decantar el senado de los EE.UU. hacia una intervención militar. Luego se descubrió que era la hija del embajador de Kuwait en los EE.UU y que no había estado ahí para presenciar tales hechos.
La segunda, es la famosa foto del pájaro lleno de petróleo en las costas de Kuwait. Bien, ese pájaro nunca había estado en el Golfo Pérsico ya que de hecho esa fotografía era de la catástrofe del Exxon Valdez de 1989. Pero nosotros no teníamos manera de comprobarlo.
Podríamos hablar mucho de armas prometidas y nunca encontradas pero el motivo de este artículo es hablar de la percepción de larealidad.
Sigamos en la escuela. Para todos aquellos que defienden la ciencia a ultranza delante de cualquier otra aproximación al mundo (religión, misticismo, etc.) y se sienten muy orgullosos de uno de los iconos de la ciencia moderna: Sir Isaac Newton. A muchos se les olvida que el señor Newton además de científico era “alquimista” y de hecho, hay obras conocidas de él hablando de temas que ningún científico de hoy (religión, ocultismo) en día aceptaría, sin hablar de la polémica del supuesto plagio (o “inspiración”) de parte de la obra de Leibniz o de Hooke.
Pero es que lo mismo pasó con el gran Leonardo da Vinci, donde muchos dicen que no inventó tanto sino que muchas veces mejoró ideas de otros inventores. También se podría hablar de Marconi que no era científico ni inventó la radio, pero si la patentó y ganó dinero con ello a costa de Nicola Tesla.
Pero el rey del márquetin histórico es Thomas Alva Edison, el hombre que nunca inventó la bombilla incandescente.
Sino que se lo pregunten al señor Joseph Wilson Swan que patentó la bombilla incandescente en Inglaterra en 1878 (un año antes que Edison) y fundó la The Swan Electric Light Company. Edison aparentemente trabajaba para hacer el filamento del señor Swan más eficiente pero este le volvió a ganar.
Después de patentar los EE.UU una copia del trabajo de Swan, y empezar una campaña de publicidad proclamándose él el inventor (en esa época no había internet para que alguien pudiera comprobar patentes rápidamente), Edison le ofreció fundar una compañía conjunta para comercializar la bombilla original de Swan en los EE.UU. creándose la Edison & Swan United Electric Light Company. Ni Edison ni Marconi inventaron nada pero supieron cómo crear esa realidad y ganar dinero con ella.
Podríamos seguir hablando de cómo sabemos que el agua del grifo está en condiciones de ser bebida, de cómo los medicamentos son seguros, o que alimentos lo son y encontraríamos de nuevo ejemplos de casos de intoxicaciones, fraudes, errores, etc. Pero a pesar de vacas locas, talidomidas o salmonellas, seguimos confiando en la visión que nos ofrecen los medios de comunicación sobre el agua, la comida o los medicamentos.
Confiamos en un mundo donde una serie de regulaciones mantienen nuestra vida bajo control pero sólo hace falta conocer un poco sobre casos de corrupción para darse cuenta que no siempre es así.
El caso del Aspartamo (un edulcorante artificial) quizás sea uno de los más sonados con presuntos casos de falsedad documental, omisión de informes, presiones políticas, sobornos y un largo “presunto” etcétera que culminaron con la aprobación por parte del Gobierno Reagan del producto (comercialmente conocido como NutraSweet) de un viejo conocido nuestro: Dick Cheney y su empresa Searl.
¿Cómo puede ser que la FDA (Food and Drug Administration) lo considere seguro a pesar de sus propios informes en contra en los años 70?¿Cómo puede ser que en algunos países esté prohibido y en otros no? (Ver informe sobre el Dr. Alemany en nuestro propio país).
Pero la reflexión viene de pensar cuánto damos por hecho de nuestro entorno, cuánto creemos saber con seguridad y como hemos llegado a esas conclusiones. Y la verdad, es que sólo rascando un poco la superficie, nos damos cuenta que lo que sabemos suele ser porque alguien más nos ha dicho que así es o porque hemos saltado a nuestras propias conclusiones.
Hablando de nuestras propias experiencias, por muy intensas que sean, sólo nos hablan de lo que nosotros vivimos y todavía peor, de lo que recordamos que vivimos. Una misma experiencia es vivida por diferentes personas de manera completamente diferente y su recuerdo se va distorsionando con el tiempo. Por lo tanto, ¿Cómo podemos estar seguros que lo que nos pasó fue realmente como lo recordamos? Y si no lo podemos estar, ¿Cómo podemos hablar con tanta rotundidad de las conclusiones a las que llegamos?
Los estudios realizados sobre nuestra capacidad de atención y memoria son impactantes, reduciendo nuestra capacidad de percibir nuestro entorno a un triste borroso efecto túnel que aprovechan con maestría los ilusionistas y mentalistas para hacernos creer en la magia.
Vivimos en un mundo que sólo creemos conocer pero de esa ilusión de lo creemos que sabemos tanto sobre nosotros mismos o de los demás, como de nuestro entorno, tomamos decisiones que a menudo, pueden condicionar nuestra vida
No podemos estar cuestionándonos todo constantemente pero, ¿Es sensato no hacerlo nunca?