¿Cómo adquiere credibilidad un líder con su comunidad?

El mundo del desarrollo personal es fascinante por muchas razones, pero una de ellas es por sus propios profesionales. Seguramente desde siempre habrá pasado lo que voy a describir pero estoy seguro que la crisis lo ha acentuado por la necesidad de encontrar una salida económica de mucha gente que lo está pasando mal. Un profesional del desarrollo personal vende cambio. Es decir, te dice que gracias a él vas a poder cambiar algún aspecto de tu vida, tanto interno, como material externo, como espiritual. Hasta ahí es parte del juego y no tendría que haber ningún problema. Hay profesionales de la salud que te ayudan a estar más saludable, hay profesionales del derecho que te ayudan a resolver tus problemas con la ley y así seguiríamos con una interminable lista de oficios. Pero en ninguno de ellos, el profesional en sí tiene que venderse como la persona más sana del mundo, la persona sin problemas con la ley sin resolver, etc.

En el mundo del desarrollo personal con una panorama cargado de infinidad de ofertas es también importante poder destacar o al menos mostrar las bondades. Pero es aquí donde se observan situaciones interesantes que me gustaría comentar.

1. “Yo soy un ejemplo de lo que se puede conseguir y por lo tanto tu también lo conseguirás”

Esa ha sido siempre la forma de venderse de los gurús. Es el patrón de “yo he hecho un cambio existencial que ahora te puedo mostrar”. A todos nosotros nos gusta tener una evidencia clara de cambio, y un ejemplo siempre ayuda a convencernos pero esta aproximación ejerce una presión considerable sobre el propio ejemplo.

Ese gurú a partir de ese momento, tienen que mantener esa credibilidad pase lo que pase, y cuantos más seguidores tiene, más lo necesita esa necesidad de congruencia hace que algunas personas dejen de ser ellas mismas y se conviertan en la proyección del modelo que ellos mismo predican.

Lo que antes de tener tantos seguidores aún hubiera podido ser aceptable en su conducta, por su propio discurso ahora sería inadmisible y por lo tanto, invierte el tiempo proyectando una imagen “marketinianizada” de sí mismo, y por lo tanto, falsa. Queda atrapado en el personaje.

Nadie se da cuenta de eso menos los que acaban descubriéndolo a nivel personal que normalmente se decepcionan o si aparece un gran escándalo.

2. “Esta herramienta es tan poderosa que es imposible no tener éxito”

En esta segunda categoría entran todas aquellas disciplinas que se venden como infalibles ya que muchas veces están conectadas con algo superior o trascendente que las hace infalibles. A veces es un campo energético, a veces es la física cuántica, a veces es un poder místico o espiritual superior.

Los profesionales que venden el cambio a través de algo mucho más potente o poderoso que ellos mismos quedan atrapados en otro tipo de incongruencia ya que están vendiendo que hay algo que no falla nunca que te permite conseguir lo que tu quieres o sanar lo que tu tengas

El inconveniente aparece cuando estas personas no pueden conseguir por ellas mismas lo que están prometiendo (ser más ricos, más saludables, más famosos, etc.) que los otros conseguirán lo que lleva a una clara incongruencia. No son ricos, ni famosos, ni sanos, ni felices, pero sí hablan que aprendiendo lo que ellos saben tu sí lo vas a hacer.

Para conseguir ganar credibilidad sólo queda una vez más construir un personaje que de puertas en fuera transmita la esencia del mensaje pero que no encaja con la realidad.

3. Libro o curso de “Como xxxxx en xxxxx”.

Esta vez se trata de una metodología que promete sin lugar a dudas unos éxitos aplastantes. Para que esta metodología sea creíble se debe basar en casos concretos y ahí podría ser que el que lo propone tenga un gran número de ejemplos o que él tenga que ser el ejemplo.

Es otro ejemplo más como la presión para demostrar que aquello que se propone funciona genera que se tenga que construir un personaje ficticio.

En ese apartado entran todos lo que proponen cursos de ventas pero no los pueden vender, los que proponen cursos sobre felicidad y viven en una constante depresión o soledad, los que hablan de éxito personal y viven arruinados con su vida fuera de control, los que hablan de vencer miedos y viven aterrorizados, etc…

No voy a entrar a valorar si eso me parece bien o mal, pero si el daño que está haciendo a la credibilidad del propio mundo del desarrollo personal por esta falta de congruencia que los que están fuera de él pueden llegar a percibir, especialmente los más escépticos.

Sinceramente, creo que es muy difícil aplicar todo lo que se propone pero tampoco creo que haga falta. Ya vengo diciendo en anteriores posts que no hace falta ser perfecto, ni feliz todo el tiempo, ni triunfar siempre. Se tiene que reivindicar el derecho a ser normal y a tener una vida normal si uno quiere, y que no por querer eso, vas a pasar a una segunda categoría. La vida son elecciones, y cada uno es libre de elegir lo que quiere ser.

Uno puede estar bien teniendo una vida normalita, con sus altibajos y sus defectos. No hace falta ser un ser ascendido a toda costa. Es un poco como la presión que hay para estar delgado, atlético o en forma. Parece ser que no hay lugar para los “gorditos” en este mundo.

Quizás una aproximación más honesta sería decir “Eh, mira: Esto no va a funcionar siempre, ni es tan mágico como dicen (o quizás sí lo sea, pero cuesta mucho dominarlo). A mi me funciona a veces y no para todo en mi vida, pero como creo mucho en ello quiero compartirlo contigo y vemos como te funciona a ti”

Sé que no tiene tanto gancho de salida como decir: “Descubre los secretos que han convertido en tal y tal en un súper héroe, o que me han convertido en un semidiós” pero eso obliga a poderlo demostrar.

Y salvo seguramente contadas ocasiones, el resto de nosotros somos humanos, con fallos y especialmente con mucho que aprender de la vida y de nosotros mismos, y no pasa nada por ello. Que estemos trabajando para mejorar ya tendría que ser una muestra suficiente de algo.

Quizás sea interesante tener a un gurú delante, pero yo prefiero a una persona honesta.