¿Qué es la inteligencia emocional?

La inteligencia emocional la podemos definir como un conjunto de habilidades emocionales que pueden ser innatas o aprendidas como por ejemplo la empatía, la motivación, el autocontrol, el entusiasmo y la regulación emocional. 

Esta teoría desarrollada en los años 90 se ha hecho muy popular y la PNL o programación neurolingüística es una de las herramientas más poderosas para poder desarrollar esta llamada inteligencia emocional.

En este artículo te cuento con detalle y de modo práctica todo lo que la PNL puede aportar a la inteligencia emocional y cómo puedes aumentar tu propia inteligencia emocional.

¿Cómo surgió la inteligencia emocional?

El primero en hablar de inteligencia emocional fue Howard Gardner de la Universidad de Harvard dentro de su teoría de las inteligencias múltiples, y fue utilizado por primera vez por Peter Salovey y John Mayer, dos psicólogos norteamericanos en 1990 y que Daniel Goleman plasmó en su libro Inteligencia Emocional.

Este tipo de inteligencia no consiste en modificar la capacidad de generación de emociones con respecto a diferentes estímulos del entorno, sino a cómo reaccionamos frente a ellas.

¿Qué tipos de inteligencia emocional hay?

El concepto de inteligencia emocional abarca diferentes habilidades emocionales que se pueden dividir en 5 grandes:

  1. Empatía: Consiste en entender cómo se sienten los demás y aprender a relacionar con ellos en base a un objetivo en común. 
  2. Habilidades sociales: Es la habilidad de mantener buenas relaciones interpersonales y de utilizarlas en un contexto de liderazgo, gestión de conflictos, cooperación o trabajo en equipo.
  3. Autoconocimiento: Habilidad de reconocer nuestros estados emocionales y ser consciente de los impactos que pueden tener en nuestras acciones. 
  4. Motivación: Habilidad relacionada con saber generar los estados emocionales que nos permitan alcanzar nuestros objetivos y mantener una actitud positiva delante las adversidades.
  5. Autorregulación: Habilidad de controlar la duración de nuestros estados emocionales y entender el impacto en nuestras decisiones.

¿Cómo se relaciona la PNL con la inteligencia emocional?

El modelo de inteligencia emocional fue un aporte de gran valor en la psicología, aunque es más teórico que práctico. Describir las habilidades puede ser útil académicamente, pero para los que trabajamos en conseguir cambios profundos en las personas, la PNL o programación neurolingüística aporta la tecnología necesaria para desarrollar las habilidades necesarias.

La empatía y la PNL

Por ejemplo, la empatía es un proceso cognitivo y emocional que requiere literalmente, ponerse en el lugar del otro. Para ello, y tal y cómo vemos en los cursos de PNL, podemos desarrollar la empatía a través de cambiar nuestra posición sobre aquello que nos representamos en nuestra mente.

Caso práctico: Si en una discusión no consigo representarme mentalmente lo que la otra persona ha experimentado o vivido, me será más difícil comprender lo que está sintiendo. Para ello, puedo cambiar mis representacionales mentales cambiando literalmente aquello que me imagino y buscando nuevas perspectivas que me aporten nueva información.

Pero eso no es todo, la empatía requiere también de flexibilidad para atender a otros puntos de vista más allá de los nuestros.

La PNL no ofrece sólo un conjunto de técnicas, sino que, como vemos en nuestras formaciones, con ella se puede trabajar la habilidad de cuestionarse la propia realidad desde el pensamiento crítico.

Las habilidades sociales y la PNL

Relacionarse con los demás no es un solo cuestión de vencer la timidez. De hecho, a lo que le llamamos timidez puede ser el resultado de experiencias vividas en el pasado que pueden dispararnos anclajes emocionales o también de procesos más elaborados donde además, influye cual es mi percepción del mundo y de mí mismo.

Caso práctico: Si me veo como inferior a los demás, menos interesante o hasta irrelevante para los demás, lógicamente me será mucho más difícil imaginarme interactuando adecuadamente. De hecho, es muy probable que en mis representaciones mentales aparezcan un sinfín de situaciones donde los demás me rechazan.

Ya no se trata de hablar sólo de “inteligencia emocional” sino de abordar los procesos que nos hacen actuar de un modo u otro, y que es donde la programación neurolingüística es particularmente efectiva.

Para interactuar con los demás, lo principal es entender cómo te sientes delante de ellos ya que va a condicionar cómo te comunicarás. Por este motivo, puedes empezar entendiendo cómo respondes a los demás, donde percibes amenazas, qué te enfada y cómo cambiarlo, antes de poner la responsabilidad del resultado de la comunicación en los demás.

La PNL es una herramienta que nos permite describir en profundidad aquello que hacemos los seres humanos para sentir, pensar y actuar de un modo determinado. Se aleja de fórmulas y teorías genéricas que intentan explicar que nos sucede a los seres humanos y se adentra en aquello que le sucede a un individuo en concreto.

El autoconocimiento y la PNL

Cuando en inteligencia emocional se habla de autoconocimiento, de hecho, se refiere a poder ser consciente y a poder etiquetar las emociones que se producen como respuesta a lo que sucede a nuestro alrededor. Pero en PNL vamos mucho más allá. Lo más importante a destacar de partida es que a lo que le llamamos “emociones” son un conjunto de sensaciones. En PNL, le damos más importancia a ganar consciencia de esas sensaciones que al poder etiquetarlas

Desgraciadamente, en la sociedad en la que vivimos, expresar a través de nuestra conducta aquello que decimos no siempre está bien visto y por lo tanto, intentamos desconectarnos de las sensaciones que conducen a aquello que acabamos diciendo o sintiendo.

Caso práctico: Desde muy pequeño a Juan se le ha dicho que no llore o que no haga pataletas pero en realidad, esas conductas son el reflejo de cómo se está sintiendo. Exigir a un niño que todavía no es consciente a veces de lo que está sintiendo que cambie su conducta lleva, puede llevar a que piense que lo que siente, también esté mal e intente reprimirlo.

En PNL hacemos que las personas identifiquen sus estados emocionales a través de poner atención a las características de aquello que está sintiendo. Por ejemplo, ¿En qué parte del cuerpo se siente? ¿Qué tamaño relativo con respecto al cuerpo tiene? ¿Qué temperatura se le puede atribuir?

De este modo, podemos ganar consciencia y lo que es más importante, sentar las bases para poder modificar esas sensaciones.

La motivación y la PNL

Solemos hablar de la motivación como si fuera un objeto. Pero no se gana o se pierde como un anillo. En realidad, a lo que le llamamos motivación es sólo el resultado de procesos mentales y emocionales.

Las personas que se motivan consiguen generarse representaciones mentales poderosas de aquello que quieren conseguir alimentadas por sus creencias y la convicción que les genera. Por lo tanto, no es que “tengan motivación” sino que se motivan o se desmotivan activamente.

Caso práctico: Es muy difícil ir a un gimnasio si en mis representaciones mentales me veo sufriendo y cansándome. O quizás, no consiga ver el resultado final o lo vea muy lejos.

En mi experiencia profesional, he llegado a la conclusión que suele pesar más la habilidad de ciertas personas de pintarse mentalmente escenarios horrendos que en su habilidad de generarse imágenes evocadoras que lo motiven.

Observa que representaciones mentales te haces visualmente o auditivamente y qué efecto tienen en tus estados emocionales como primer paso a la autoregulación.

La autorregulación y PNL

Cuando Goleman habla de la habilidad de los seres humanos de autorregular sus emociones y de su papel en las decisiones que tomamos no ofrece ninguna herramienta clara y concisa para llevarlo a cabo.

La aproximación habitual a la regulación emocional es desde lo cognitivo, es decir, cambiando el significado de la experiencia que vivimos y tomando consciencia de nuestro estado.

La PNL ofrece herramientas muy eficientes tanto para tomar consciencia de nuestros estados emocionales como para cambiarlos. De hecho, es una de las partes más conocidas de la programación neurolingüística: las famosas representaciones mentales y el cambio de submodalidades.

En PNL se parte de la idea que lo que estamos sintiendo es sólo una representación mental que hace el cerebro de una serie de respuestas nerviosas y hormonales, del mismo modo que lo que estamos viendo es sólo una representación de nuestro cerebro basada en la información electroquímica que llega de nuestros ojos.

Esto quiere decir, que podemos alterar nuestras representaciones mentales sobre lo que sentimos para sentirnos de otro modo. Y especialmente, lo podemos hacer de aquello que ya pasó pero que sigue guardado en forma de aprendizaje emocional.

Caso práctico: Cada vez que María tiene que hablar en público, imagina la escena de un público hostil en primera persona. Puede cambiar su respuesta emocional, tomando distancia y viéndose desde fuera. También puede hacerse una segunda representación donde su público está interesada en lo que cuenta o directamente cambiando las características de ese “nudo en el estómago” que se le hace. Quizás diluyéndolo y convirtiéndolo en un mar en calma o cualquier otra cosa que le haga sentir más tranquila.

Es decir, con PNL podemos aprender a modificar lo que estamos sintiendo no sólo desde el razonamiento sino actuando directamente sobre lo que sentimos.

Conclusiones

La teoría de la inteligencia emocional formaliza un conjunto de habilidades relacionadas con nuestras emociones y ofrece herramientas que pueden ser mejoradas obteniendo resultados cuantificadamente mejores y de forma más efectiva a través de la PNL.

Para ello, no es suficiente con un par de técnicas aprendidas en un curso de unas horas. Se requiere un entrenamiento donde se combine la teoría, la práctica y un acompañamiento de parte de profesionales.

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