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Perder peso después de Navidades es posible, de hecho hasta puede ser muy sencillo si se siguen los pasos correctos. Porque en definitiva, la solución reside en gran parte en nuestro cerebro.

Cualquier persona gana peso debido a dos factores básicamente (que me perdonen los expertos en algunos de ellos o en los dos, por la simplificación): 1.    Por cómo se relaciona con la comida y 2.    Por cómo su cuerpo la procesa o transforma.

Millones de personas en este mundo, se enfocan en la segunda y de hecho, las dietas milagrosas son industrias por sí mismas (Dukan, Atkins, alcalina, tipos sanguíneos,  la de la Zona, la paleolítica, etc.). Pero de esto no quiero hablar ya que no soy un experto y sólo tengo mis propias experiencias personales y de la gente de mi alrededor.

Pero si puedo hablar de cómo nos relacionamos con la comida ya que la PNL (Programación Neurolingüística) nos puede ayudar a entender porque las dietas no nos duran y acabamos dejándolas.

¿Qué es una dieta?

Lo primero y quizás lo más importante, es entender que es una dieta. Una dieta es una mezcla de dos conceptos:

1.    Una combinación de alimentos y sus cantidades y 2.    Una sistematización de como tomarlos

Por lo que alguien aparentemente, tiene una bola de cristal sobre cómo es mi metabolismo, que necesidades calóricas yo tengo en concreto, y por lo tanto, desde su libro, me fija los alimentos que más me convienen y que cantidad es la más adecuada para mí. Este proceso a través de un libro, ya se intuye como poco eficaz y por eso, yo creo mucho en el papel de los expertos para llevar a cabo procesos individualizados y controlados.

¿Por qué no funciona una dieta?

Una dieta suele no funcionar por que el problema no está localizado únicamente en lo que comemos, sino en que hábitos tenemos en relación con la comida y para qué utilizamos la comida. El hacer dieta no es ni un ejercicio puntual ni excepcional.

Lo que quiero decir con esto, es que no se trata de pensar en la dieta cómo algo puntual sino que la “nueva dieta” substituye a la “vieja dieta”. Es decir, que hasta el momento ya estabas haciendo dieta, pero esta no te convenía porque te engordaba, te adelgazaba o te intoxicaba.

La dieta es un proceso continuo y eso implica atención continua. Aquí es donde viene el problema principal ya que nos relacionamos con la comida a menudo de forma accidental. Es decir, comemos porque tenemos que comer, o comemos porque necesitamos comer emocionalmente, pero no pensamos en los alimentos como un modo de mantenernos sanos, saludables y si cabe, esbeltos.

Luego, hacer dieta sin valorar la comida como el vehículo para estar bien, convierta a la dieta en algo artificial que supone un gran esfuerzo psicológico.

Por otro lado, está el problema de aprender a relacionarse con la comida de un modo diferente desde un punto de vista emocional. En el momento en que comemos para sentirnos emocionalmente mejor, comer pasa a ser algo más allá de comida y por este motivo, es importante entender que factor juega la comida en nuestro bienestar emocional. Si no cubrimos esa parte, la dieta se convertirá en una lucha contra nosotros mismos que no vamos a querer perder y por eso la abandonaremos.

Por último, una dieta nueva, implica, algo nuevo, y por lo tanto, algo poco familiar para nuestro cerebro. El cerebro necesita acostumbrarse a nuevos hábitos después de muchos años de viejos.

Hacer dieta es un proceso de aprendizaje

De hecho, uno de los desafíos más importantes para las personas es entender que adelgazarse o engordarse, o simplemente estar más sano, es un proceso de aprendizaje, donde hay tentaciones, malos días, viajes, reuniones familiares o de negocios y que por lo tanto, las cosas no siempre salen cómo uno quieren.

Hacer una dieta implica revisar nuestros valores y preguntarnos: ¿Qué es importante para mí? Identificar los motores que me van a mover hacía adelante en momentos más complicados. Buscar motores externos como amigos o familiares que nos ayuden a mantenernos en nuestro proceso.

Antes de empezar una dieta es importante diseñarse un plan de motivación para poder avanzar y entender que no hay objetivos puntuales (como perder 3 kilos) sino que hay procesos para siempre, donde vamos a cambiar nuestra manera de comer y vivir.

En mi libro El Arte de Conseguir Lo Imposible (Editorial Zenith/Planeta) cuento muchos de los pasos necesarios para conseguir un objetivo pero más especialmente, el mantener un proceso continuo que te permita avanzar siempre.

Demasiadas personas simplemente abandonan cuando el proceso no se da a la velocidad que quieren pero no se dan cuenta que lo que necesitan es preguntarse: ¿Qué es lo que estoy haciendo/pensando/sintiendo que no me está ayudando en el proceso de adelgazarme? Y ¿Cómo lo podría hacer de un modo diferente?

Aprender a hacer cosas diferentes es como querer hacer dieta, hay profesionales cualificados que te pueden ayudar a ello, no tienes por qué saberlo hacer tú sólo. Se les llaman coaches. Aunque yo te recomiendo alguno que sepa de PNL (vaya que sea al menos Master Practitioner de PNL además de coach).La dieta no termina nunca Cómo ya he dicho antes, cuando alguien no se toma la dieta cómo un cambio de hábitos, una vez ha conseguido su objetivo, simplemente la abandona y vuelve a los hábitos antiguos con lo que vuelve a aumentar de peso.

Por este motivo, no se trata de pensar en “qué puedo comer” sino en “cómo quiero vivir mi vida”.

Cuando el enfoque empieza en lo que hacemos en nuestro cerebro para no tener el peso que queremos, descubrimos que hasta que no se cambia este enfoque, lo que queda es una sucesión de montañas rusas de subidas y bajadas de peso, muchas veces altamente frustrantes y que acaban afectando nuestra estima.

Las dietas son simplemente, conjuntos de hábitos pero que sin las adecuadas habilidades de motivación, de aprendizaje, de convicción y de decisión, son difícilmente mantenidas en el tiempo. Por esto, en nuestros cursos de PNL, nos enfocamos en hacer que las personas piensen de un modo diferente, para que puedan hacer de un modo diferente.