Ya hace un tiempo que oigo expresiones como “tu saboteador interno”,  “tu cerebro te da mensajes falsos y destructivos”, “deshazte  de tus creencias limitantes”, etc. Y la verdad es que me parece todo bastante absurdo.   Tu cerebro es funcional Eso quiere decir que tu cerebro se activa y recluta recursos en función de la tarea que tenga que llevar a cabo. Es una respuesta adaptativa evolutiva. Es decir, tu cerebro decide si invierte recursos en un objetivo (y los deja de invertir en algún otro objetivo) dependiendo de qué es lo que va a ganar o dejar de perder en ello. Si crees que no tienes muchas posibilidades en una entrevista de trabajo o tampoco estás tan mal donde estás ahora, tu cerebro no invertirá energías en que hagas la entrevista. Eso suele materializarse con no encontrar nunca el momento de preparar dicha entrevista, de olvidarte del día, etc. Además se mueve buscando recompensas o evitando amenazas. Siempre con un mismo fin: mantener el sistema funcionando que entre otras cosas quiere decir, mantenerte en vida. ¿Desde qué punto de vista un cerebro sano, funcionaría en contra de sus propios intereses? A nadie se le ocurre decir que tu cuerpo juega en contra tuya, ¿verdad? Lo que sí también puede pasar es que desde nuestro córtex prefontral asignemos tareas que luego, por varios motivos entren en conflicto entre ellas. Por ejemplo, si quiero tener un mayor éxito profesional y además quiero tener relaciones familiares estables, esto puede llevar a conflictos de intereses. Nuestro cerebro es tan complejo que se generan conflictos de intereses, conflictos de valores, etc. Pero no es un funcionamiento que responda a una conspiración hacia ti.   Tu cerebro aprende Nuestro cerebro está expuesto a multitud de estímulos que acaban generando aprendizajes. Estos aprendizajes a veces se generan por imposición de una fuente externa con cierta autoridad e influencia sobre nosotros. Otras veces, este aprendizaje se genera por un conjunto de experiencias que vivimos y con las que construimos un relato que nos permite entender el mundo. El famoso mapa del territorio. Estos aprendizajes, son sólo relatos incompletos del mundo. Interpretaciones necesariamente parciales y sesgadas de nuestro entorno que aunque útiles para movernos por este, no son la realidad, ni algunas veces, la visión más útil. Pero es la que tenemos. Nuestro cerebro funciona en parte como una especie de ordenador (cuidado, sólo a un nivel) procesando la información y generando algoritmos que nos permiten predecir el futuro. De este modo, entendemos si vale la pena o no estudiar para un examen, intentar besar al chico o chica que nos gusta o invertir en bolsa. En creación de modelos científicos hay un efecto que se le llama “garbage in, garbage out”. Quiere decir que si para crear un modelo (por ejemplo, para entender las reacciones de un avión a las turbulencias) la información de base que damos no es lo suficientemente ajustada, las predicciones que haga el modelo informático no serán buenas. Lo mismo pasa con nuestro cerebro. ¿Eso quiere decir que vaya en nuestra contra? Claro que no. Nuestro cerebro toma las mejores decisiones posibles con la información disponible en tiempo real y con una multitud de experiencias almacenadas de varios modos en nuestro cerebro. Ese es uno de los principios de la PNL. Es natural que pienses que porque te han dicho 3 veces que no a algo la 4 también sea así.   Tu cerebro es más emocional que racional Reconozco que es un titular un poco sensacionalista y extraño viniendo de un ingeniero. Lo que quiero decir es que nuestro cerebro antes de tener este córtex prefrontal del que ahora nos sentimos tan orgullosos y que nos diferencia de casi el resto de los animales, ya teníamos cerebro. Era un cerebro que respondía al entorno de una manera primaria pero rápida y eficiente. Que detectaba amenazas basándose en experiencias previas y que también respondía eficazmente a los estímulos asociados con recompensas. Ese mismo cerebro nos permitía generar relaciones afectivas básicas y también sentir tristeza. Este cerebro, sigue funcionando. No sólo sigue funcionando sino que además es la base de nuestro sistema de toma de decisiones en casi todas las situaciones como enseñamos en los cursos de PNL. ¿Crees que tú cerebro funciona mal porque respondas con miedo a algo que aprendiste de modo inconsciente cuando eras pequeño? Si de pequeño tuviste una mala experiencia en clase y sentiste mucho miedo a la hora de hablar delante de todos tus compañeros, tu amígdala se encargó de registrar adecuadamente esa amenaza. En PNL a este aprendizaje le llamamos anclaje. Ahora, delante la posibilidad de hablar en público, no hay nada que funcione mal dentro de ti. Tienes miedo. Es normal.   Tu cerebro se acostumbra Una de las mayores adaptaciones de nuestro cerebro ha sido la de crear rutinas de recompensa: hábitos. Los hábitos son el modo que tiene el cerebro de optimizar procesos y liberar “memoria RAM” para otras cosas más nuevas. De este modo, la repetición de tareas nos permite ser mejores ya que podemos hacer lo mismo gastando menos y siendo más rápidos. A veces, las estrategias que llevamos a cabo cuando tenemos 8 años no sirven cuando tienes 20. Pero si han sido repetidas durante mucho tiempo, y no somos conscientes de ellas, es posible que sigan funcionando. De este modo, cuando tenías 8 años, quizás te salía a cuenta ponerte triste delante la falta de atención de tu madre, ya que ella estaba ocupada con tu hermanit@ pequeñ@. En el momento que te ponías a llorar o te sentabas sola en una esquina, conseguías la atención que querías. En ese caso, tu cerebro descubrió un modo de conseguir el objetivo de sentir el amor de tu madre. Repetido un número de veces, se convierte en una estrategia ejecutada a la perfección. Un hábito. Ahora, 20 años después, cuando tus compañeros de trabajo parece que no te hacen caso del modo en que te mereces, no sabes porque pero te aíslas, te quedas en un rincón sintiéndote sola y abandonada. ¿Funciona en tu contra el cerebro? No. Es sólo un hábito. Desde la PNL, nunca hablamos de creencias limitantes ni de enemigos mentales. Sólo hablamos de aprendizajes que en un contexto fueron útiles pero que ahora ya no lo son. Por ello, deja de intentar luchar con tu cerebro y aprende cómo funciona. Lo mejor que puedes hacer es colaborar con él. En el fondo tu cerebro y tú sois lo mismo. ¿O no? Xavier Pirla Único Licensed Master of NLPTM